La discriminación en la moral sexual según la ética del cuidado


La discriminación en la moral sexual según la ética del cuidado. 

Por María José Gómez Rivera

La sexualidad es un tema que ha tenido un enfoque mayoritario en las últimas décadas, habiendo una llamada “revolución sexual” a mitad del siglo XX, que ocasiona que la sexualidad sea un mayor tema en nuestras conversaciones, se interactúa más con lo que ella implica y sus conceptos relacionados; pero, aunque se pueda hablar con una mayor libertad sobre la sexualidad en comparación a épocas pasadas, hay aún tabúes y prejuicios acerca de la sexualidad que no se han podido erradicar por completo, mucho menos en países llenos de una tradición fuertemente conservadora como El Salvador y el resto de Latinoamérica.


Los países de América Latina y el Caribe poseen cifras alarmantes sobre prevalencia de violencia sexual, embarazos no deseados resultados en abortos no seguros[1] y enfermedades de transmisión sexual[2]. En esto se evidencia la poca educación sobre sexualidad que se proporciona en las instituciones públicas o en la casa por parte del cuerpo familiar resultante de la lesa importancia que se le da al tópico, o por tabúes que se arrastran en la mente latinoamericana.


Se tratará a la sexualidad en el ámbito contemporáneo, pero más específicamente se tratará de la moral sexual y la discriminación de ella con su efecto en el derecho de las personas. Para definir moral se usará la misma definición de Foucault que usa Dides Castillo (1995) en su libro “Sexualidad y Ética”: "un conjunto de valores y reglas de acción que se proponen a los. individuos y a los grupos por medio de aparatos prescriptivos diversos, como pueden serlo la familia, las instituciones educativas, las iglesias". Así mismo, se entenderá como moral sexual un código de conducta que regula las relaciones afectivo-sexuales y al matrimonio. Necesariamente por la historia del término se liga con la moral sexual religiosa, que fue la que dominó la historia del término desde sus inicios hasta que en las últimas décadas ha habido propuestas de separación de ambos conceptos, proponiendo una moral sexual sin estar sujeta a la religión.


La moral sexual, ya sea religiosa o no, ha sufrido cambios según la cultura o época en el que se encontraba, pero nos enfocaremos en dos instancias de ella: primero, la moral sexual religiosa judeo-cristiana que es traída al occidente y es cementada en sus fundamentos desde la colonización; y en segundo lugar, en las últimas décadas de esta moral sexual, enfocándonos al final del siglo XX, cuando la revolución sexual se ha asentado y sus consecuencias vienen a Latinoamérica con movimientos feministas y en pro de una sexualidad libre y ya tenemos una legislación internacional sobre Derechos Sexuales y Reproductivos.


Teniendo ya una definición de moral sexual, podemos observar que en las sociedades latinoamericanas hay una discriminación en ella, esto se refiere a las prácticas designadas como específicas de un sexo u otro y las repercusiones sociales que tiene al haber una separación entre morales masculinas y femeninas sexuales sin haber más razón que una cultura fundamentalmente sexista y sumida en una tradición religiosa que está intrínseca en el pensamiento general de las sociedades latinoamericanas hasta la fecha.


Directamente asociada con la moral sexual, tenemos a la salud sexual, la Organización Mundial de la Salud la define como "un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia." El detrimento o crecimiento que puede tener la salud sexual de acuerdo con la legislación sobre Derechos Sexuales, está ligado con el tipo de moral sexual que se presente en la época y lugar y si existe una discriminación en ella.


Ejemplificando el punto anterior, podemos ver la práctica de examinación del himen en usuarios del sexo femenino para verificar si "se ha tenido relaciones sexuales" o "son vírgenes"[3]: la moral sexual predominante en muchas regiones de Latinoamérica heredada por una tradición judeo-cristiana exige al estado "virgen" de la mujer que será prometida al matrimonio, por lo tanto, en muchos casos se pide una "comprobación" de esto. Este acto no sólo no posee bases científicas, pone en peligro la salud mental y el bienestar de las personas sometidas a este proceso, sino que también se dañan sus derechos sexuales por la falta de una ética que cuestione esta moral que en lugar de ayudar a las personas a vivir su sexualidad plenamente conforme a los derechos que se les ha otorgado desde su nacimiento, los violenta, y bajo la discriminación en esta moral, violenta a un grupo de personas en específico sobre todas las personas involucradas en ello.


Esta moral sexual judeo-cristiana impuesta a los pueblos latinoamericanos en la conquista de América está sobretodo influenciada en un concepto de sexualidad que nace en el Nuevo Testamento luego de los Evangelios y posteriormente se deforma desde el siglo V d.C., creándose la posición agustiniana-tomista[4] que será en su mayoría prevalente en la historia de la Iglesia judeo-cristiana y en sus seguidores. La evidencia de la prevalencia de esta moral sexual es la publicación en el Vaticano de una "Declaración sobre ciertas cuestiones acerca de la moral sexual" (1975) que sigue esta moral sexual tradicional: una exaltación a la virginidad como virtud, una restricción de la sexualidad al ámbito matrimonial y exclusivo para la procreación. Son estas limitantes y prohibiciones que dañan lo pleno de la sexualidad y violentan nuestros derechos: una estática y determinada percepción de una forma “apropiada” de la sexualidad dentro de nuestra naturaleza humana, una percepción de una única familia, una única función a la actividad sexual humana[5] y una única forma de vivir nuestra sexualidad con un único fin. Esta visión de la sexualidad humana que se refleja en las sociedades latinoamericanas es problemática no sólo porque no permite una realización plena del individuo sexualmente, impone prejuicios y estereotipos dañinos para nuestro bienestar individual y colectivo sino también hay una clara violación de derechos sexuales: derecho a la libertad de expresión sexual, a la libertad sexual, equidad sexual, entre otros. El problema más grande de toda esta línea de pensamiento es cuando, como en nuestro contexto, esto no sólo es predicado por el ciudadano común sino también por el personal de salud.


Eso nos lleva a la ética elegida para ser nuestra respuesta a este problema: la ética del cuidado. Para comenzar, definiremos lo que entendemos por ética, con ello también tomaremos la ayuda de Dides Castillo: “la capacidad práctica y reflexiva (capacidad creada históricamente) de poner en duda y en cuestión las costumbres y los comportamientos instituidos, sean estos individuales y/o sociales.

Así, el cuidado ético en específico involucra la interacción y el contacto moral entre dos personas, en el que media una solicitud, donde hay una unión entre las personas como parte de la relación humana (Alvarado García, 2004), desde esta definición es que Alvarado García deduce la definición de ética del cuidado que ocuparemos: “(…) Es la disciplina que se ocupa de las acciones responsables y de las relaciones morales entre las personas, motivadas por una solicitud, y que tienen como fin último lograr el cuidado de sus semejantes o el suyo propio.”. La ética del cuidado ve el mundo como una red de relaciones en la que estamos inmersos y donde podemos reconocer la responsabilidad que tenemos hacia los demás, parafraseando a Alvarado García.


Entonces, ¿de qué forma puede ayudarnos esta ética del cuidado en nuestra crítica a la moral sexual religiosa de la iglesia judeo-cristiana? Ayudándonos a sentar las bases de una nueva moral sexual cuyo centro no esté en una religión que limita la expresión sexual saludable, sino creando una nueva moral sexual que brinde aceptación y diversidad sexualmente beneficiosos al usuario.


La ética del cuidado se ha elegido en particular porque es la ética que va vinculada con el área médica y debe ser una prioridad velar por el cumplimiento debido de los deberes que tiene el personal médico con sus pacientes para garantizarles la salud sexual mínima que exigen sus propios derechos. La ética del cuidado en relación con la enseñanza y promoción de una salud y responsabilidad sexual, exige una condición básica de igualdad y competencia técnica con el personal de salud y su paciente[6], bajo un vínculo humano y emocional. Este sería el sistema ideal que se da en el área médica, pero la realidad es bastante diferente: un estudio hecho por The Atlanta Journal-Constitution hizo un estudio que mostraba la cantidad de doctores suspendidos por mal prácticas de abuso sexual con pacientes en los Estados Unidos. Se documentan 2,400 sanciones por violaciones que involucraban a pacientes y la mitad de ellos tienen sus licencias médicas vigentes hoy en día[7]. Esto es una ejemplificación más grave de lo que el personal médico puede llegar a hacer y si bien esta investigación no es pertinente en Latinoamérica, casos similares son bastante conocidos en países como Colombia[8] y Uruguay[9]; esto sin tomar en cuenta el conocimiento general de la población de casos médicos que ofrecen realizar la “prueba de virginidad” de la que se habló anteriormente u ofrecen una cirugía de “reconstrucción” del himen de mujeres jóvenes para que puedan casarse, aunque ya no son “vírgenes”; ambas situaciones sin ninguna base científica que las apoye y que van motivadas sólo por creencias morales propias del personal médico. Esto debe ponernos alerta sobre qué tipo de moral sexual está enseñando nuestro personal de salud y cómo está afectando a los pacientes psicológicamente y las repercusiones en sus libertades sexuales.


Es acá donde se aprecia el potencial que puede brindar la ética del cuidado: no sólo se puede relacionar con relaciones de índole sexual entre parejas o inclusive relaciones de cuidado entre familia o amigos, sino tiene alcance también hacia el personal de salud que debe ser el principal instructor, cumplidor y velador por los derechos sexuales; no los fomentadores de una moral sexual dañina hacia cualquier expresión de diversidad sexual o sexualidad desarrollada responsablemente que no cumple con los parámetros restrictivos establecidos sin base teórica.


La ética del cuidado será nuestra base para una construcción nueva de una moral sexual no fundamentada en una violación de derechos sexuales, sino que tenga su meta en la exploración, disfrute y desarrollo pleno de la sexualidad de los individuos, en donde los técnicos de salud tengan un rol clave en esta meta. Que las relaciones humanas con los demás y con uno mismo sean relaciones guiadas por esta nueva moral y reguladas por esta ética del cuidado para una generación de salud y responsabilidad sexual entre las personas, despojando a la sexualidad de sus tabúes para crear una sexualidad libre, segura y plena.





Bibliografía
        Alejandra Alvarado García. 2004. La ética del cuidado. En Revista Aquichan 4 (octubre): 30 – 39.
        Belliotti, Raymond A. 1993. La sexualidad. En Compendio de ética. Peter Singer (Madrid: Alianza Editorial), 433 – 48.
        Dides Castillo, Claudia. 1995. Sexualidad y Ética. II Congreso Chileno de Antropología. Colegio de Antropólogos de Chile A. G, Valdivia.
        El Desconcierto. Ver “Tres médicos son investigados por abuso sexual a pacientes: uno de ellos es ginecólogo y fue denunciado por cuatro mujeres”, http://www.eldesconcierto.cl/2018/07/30/tres-medicos-son-investigados-por-abuso-sexual-a-pacientes-uno-de-ellos-es-ginecologo-y-fue-denunciado-por-cuatro-mujeres/ (consultada 20 de octubre de 2018).
        El País. “Suspenden a un médico seis años tras abuso sexual a una paciente”, https://www.elpais.com.uy/ informacion/salud/suspenden-medico-seis-anos-abuso-sexual-paciente.html (consultada 20 de octubre de 2018).
        Gabriel Jaime Montoya Montoya. 2007. La ética del cuidado en el contexto de la salud sexual y reproductiva. Acta Bioethica 13 (agosto): 168 – 75.
        The Atlanta Journal-Constitution. Ver Doctors & Sex Abuse. http://doctors.ajc.com/about_this_investigation/?ecmp=doctorssexabuse_microsite_stories (consultada 20 de octubre de 2018).
        WHO. Ver Unsafe abortion: global and regional estimates of the incident of unsafe abortions and associated mortality in 2008. http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44529/9789241501118_eng.pdf?sequence=1 (consultada 19 de octubre de 2018).
        WHO. Ver Interagency statement calls for the elimination of “virginity-testing” http://www.who.int/reproductivehealth/virginity-testing-elimination/en/ (consultada 21 de octubre de 2018).


[1] WHO. Unsafe abortion: global and regional estimates of the incident of unsafe abortions and associated mortality in 2008. http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44529/9789241501118_eng.pdf.
[2] Gabriel Jaime Montoya Montoya, “La ética del cuidado en el contexto de la salud sexual y reproductiva”, Acta Bioethica 13, agosto 2007, 174.

[3] WHO. Interagency statement calls for the elimination of “virginity-testing” http://www.who.int/ reproductivehealth/virginity-testing-elimination/en/

[4] Raymond A. Belliotti, “La sexualidad” en Compendio de ética, Peter Singer (Madrid: Alianza Editorial, 1993), 435.
[5] Ibíd.
[6] Montoya Montoya, “La ética del cuidado…”, 174.
[7] The Atlanta Journal-Constitution, “Doctors & Sex Abuse”, http://doctors.ajc.com/about_this_investigation/? ecmp=doctorssexabuse_microsite_stories (consultada 20 de octubre de 2018).
[8] El Desconcierto. “Tres médicos son investigados por abuso sexual a pacientes: uno de ellos es ginecólogo y fue denunciado por cuatro mujeres”, http://www.eldesconcierto.cl/2018/07/30/tres-medicos-son-investigados-por-abuso-sexual-a-pacientes-uno-de-ellos-es-ginecologo-y-fue-denunciado-por-cuatro-mujeres/ (consultada 20 de octubre de 2018).
[9] El País. “Suspenden a un médico seis años tras abuso sexual a una paciente”, https://www.elpais.com.uy/ informacion/salud/suspenden-medico-seis-anos-abuso-sexual-paciente.html (consultada 20 de octubre de 2018).

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