¿Cómo entendía Marx la ética?


¿Cómo entendía Marx la ética?

 

 Por María del Carmen Bravo Pinzón

Ante diversas posturas de marxistas a lo largo de la historia y de la interpretación que se le ha dado a Marx sobre el tema ético, cabe mencionar un punto importante: Marx jamás escribió explícitamente sobre la ética, pero si echamos un vistazo a sus escritos, vemos en ellos un profundo compromiso ético con sus posturas y formas de ver la vida e historia, incluso en sus planteamientos y críticas, vemos en sus aportes una coherencia muy importante, que define a Marx en su compromiso consigo mismo, con los otros, con su tiempo.
Por lo mencionado, es muy importante profundizar ¿cómo entendía Marx la ética? ¿por qué estaba en contra de la ética de su sociedad? O al mismo tiempo ¿por qué su postura ante dicha forma de entender la ética conlleva un compromiso ético de fondo en Marx? ¿Es que en verdad Marx no tenía una postura ética?
Para entender la postura de Marx ante la ética hay que profundizar sobre su contexto y cómo se sitúa él frente a la ética o moral de su tiempo.
El Siglo XIX es el siglo de la Revolución Industrial, donde se consolidó el capitalismo, dando lugar a la división de clases: burguesía y proletariado, ello marcó profundamente la brecha entre ricos y pobres y la explotación del proletariado, por las necesidades de producción en las fábricas.
Marx coincide con Hegel al considerar al trabajo humano como algo positivo. Mediante el trabajo el hombre transforma la naturaleza y se realiza a sí mismo iniciando el camino hacia la libertad. Sin embargo, la realidad del mundo del trabajo era otra: para el proletariado y el campesinado el trabajo era fuente de alienación y de esclavitud. Para entender las causas de este fenómeno Marx procede al estudio de la economía política inglesa, representada por Adam Smith y David Ricardo. Según Marx, la idea de Adam Smith de que la libre competencia entre los empresarios es garantía de riqueza es una forma de ideología. Hoy día sigue perjudicando a la economía mundial: la desregulación de los mercados es la causa de las recurrentes crisis del capitalismo. Según Ricardo, el valor del trabajo equivale a lo que cuesta renovar o regenerar la capacidad de trabajo consumida. El patrón ha de pagar al trabajador un salario que le permita recuperar sus fuerzas y estar en condiciones de seguir trabajando al día siguiente. Pero el trabajo, observa Marx, es una mercancía especial que genera un producto que da al burgués unas ganancias o plusvalía. Esta plusvalía es la que da origen al capital y las desigualdades sociales. Marx considera que el estudio de la evolución de los orígenes del capital, es decir, desmontar la ideología de la economía política que representan Smith y Ricardo, proporcionará una base científica a las pretensiones revolucionarias del proletariado. [1]
En el contexto mencionado, Marx de manera lúcida ve que al haber una ideología capitalista que fomenta las profundas desigualdades y la explotación del proletariado, percibe que hay otras formas de ideologías que van a reforzar maneras de ser, de actuar, de los estratos sociales y sobre todo entre la clase burguesa y el proletariado. La ética de su tiempo se fundamenta en mantener el estatus quo de unos pocos (clase burguesa). Por ello dice aquella frase célebre en la Ideología Alemana “Los comunistas no predican ninguna moral” Hinkelammert dice que Marx “llama al capitalismo religión de los dioses terrestres”, porque se impone sobre todas las estructuras de la sociedad, incluyendo la ética, la religión… Por eso Marx ve este peligro y va a ser muy crítico ante ello.

Allen Wood nos plantea a Marx en contra de la moralidad, pero hay que ver en qué contexto se da ello y la distinción clara entre moralidad y la moral, ya que, aunque Marx esté contra la moralidad, su postura frente a la vida y problemas es profundamente moral, ética y coherente con sus principios y valores, con lo que toma una postura muy clara.
Con el término moralidad se hace referencia al de la clase burguesa, que privilegia a unos pocos a cuenta de las inmensas mayorías y es un tipo de fetiche e ideologización, por ello la protesta de Max contra la ética o la moralidad tiene fundamentos antropológicos y sociológicos, ya que al ver la miseria en la que vivía el proletariado y la explotación, va a postular una ética de vida y compromiso, profundamente política, que conlleva la revolución y cambio de estructuras desde los cimientos.
Wood nos menciona que Marx pone a la ética en duda como la religión y el derecho, porque dice que son formas de ideología, que llevan ocultos intereses burgueses.
En La ideología alemana, Marx señala, que la visión materialista de la historia muestra la vinculación entre ideología moral e intereses materiales de clases, donde se privilegian los burgueses a costa del proletariado, por ello la revolución comunista supondría un corte con las formas tradicionales en los que está repartidas las propiedades.
La abolición de la propiedad burguesa y la abolición de la moralidad es tarea del comunismo para Marx.
Para el materialismo histórico, el auténtico protagonista de la historia es el proletariado, que es el que produce los bienes de consumo mediante su fuerza material y física. De ahí que el marxismo proponga que la historia humana en su integralidad es obra del hombre y su trabajo, por ello no hay que tener un papel pasivo en la misma. El hombre construye su propia historia y su entorno con la naturaleza, por su propio trabajo.
Seguimos viendo una postura ética en Marx, también cuando se ocupa el termino enajenación o alienación, donde la alienación económica es la que provoca los demás tipos de alienación y por ello la no realización integral del ser humano, debido a su explotación y cosificación como un medio y no como un fin para sí mismo.
El trabajo del proletariado es tratado como una mercancía más y con ello se compra al trabajador como una cosa y con salarios de hambre, trabajo explotador e inhumano, donde se olvida la burguesía de ese “otro” que es del cual se aprovecha.
Llegados a este punto vamos a conectar con Hinkelammert que nos plantea una ética auténtica de Marx, en sus propuestas antes mencionadas, que, aunque no se vanagloria de ella y no escribe sobre ello, en su postura y reflexión crítica y sobre todo en su propuesta, vemos un “humanismo de la praxis” porque busca la emancipación del proletariado y una vida digna para todos y no para unos cuantos, en palabras de Hinkelammert:
“Marx sostiene que el capitalismo es suicida, por tanto, es necesario superarlo. Ve muy claramente este carácter suicida del capitalismo y ve también, a condición de que queramos seguir viviendo y renunciemos a la posibilidad del suicidio, la inevitabilidad de un cambio profundo. Hoy habría que transformar en algo esta afirmación de Marx. No se puede referir al capitalismo como tal, sino al capitalismo del tipo neoliberal, que es un capitalismo absolutamente salvaje que excluye las limitaciones necesarias para que la vida humana y la de la naturaleza entera sea posible.”[2]
Ante el capitalismo suicida surge su propuesta comprometidamente ética y al hablar de la lucha de clases no está buscando la destrucción de la sociedad sino la construcción de una verdadera y más humana sociedad en donde la humanidad en libertad no se le niegue a nadie. En este sentido quienes acusan a Marx de promover el odio y la lucha de clases desconocen a Marx y habrá que ver con qué intención lo tergiversan.
Porque él dice: “Una vez que, en el curso del desarrollo, la diferencia de clase han desaparecido y toda la producción está concentrada en manos de los individuos asociados, el poder público pierde su carácter político… si el proletariado, en su lucha contra la burguesía, llega forzosamente a unirse como clase; si mediante una revolución, se erige en clase dirigente, suprime por la violencia las antiguas condiciones de producción, suprime al mismo tiempo que éstas, las condiciones de existencia, el antagonismo de clases y las de las clases en general y, con ello, su propia supremacía de clase. La antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, es reemplazada por una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno es la condición del libre desenvolvimiento de todos” [3]
De lo anterior podemos concluir que la ética marxista es una ética que busca la realización “de un humanismo de la praxis”, no del hombre en abstracto e intelectual sino del vivir bien del hombre concreto, en las situaciones históricas y sociales concretas y en condiciones económicas concretas, en donde el hombre se genera y se regenera permanentemente, donde tenga una vida digna y sea creador de su propia historia.
El gran compromiso ética de Marx consiste en ello, en luchar por la emancipación del ser humano explotado, alienado, por lo cual es necesario que se haga un trabajo de desalienación y liberación en la realidad concreta.
Los planteamientos de la ética desde esta perspectiva práctica y liberadora-revolucionaria de Marx, sigue siendo un desafío en nuestras sociedades que han replicado el modelo capitalista como un “dios” y una religión, ya que resultado de ello vemos a nuestra gente saliendo de nuestros países porque no tienen lo necesario para una vida digna y siguen siendo explotados para que unos sigan enriqueciéndose a costas de los más pobres.
El tema de emigración en nuestros países centroamericanos y en otros muchos, es preocupante, ya que vemos que los gobiernos al seguir con estos modelos económicos capitalistas, no han sido capaces de cubrir las necesidades básicas y esenciales de su población, la cual expone su vida emigrando, para tratar de sobrevivir y llevarle el sustento a sus familias.
En este sentido Marx sabía muy bien lo que era vivir en condiciones precarias y la necesidad de una emancipación y vida digan para todas y todos, sin excluir a nadie.
La realidad es que a los ricos siempre les cuesta soltar sus seguridades y riquezas para compartirlas con los demás, por lo cual el modelo que prima en esta sociedad capitalista es donde se le da primacía a lo individual, a la propiedad privada y no al bien común y a la preocupación de una vida digna para todos y una apuesta a la solidaridad y a construir proyectos comunes que hagan crecer a todos en igualdad de condiciones, derechos y seguridades.




Bibliografía

Hinkelamert, F. “La crítica de la religión neoliberal del mercado y los derechos humanos” Archivo UCA.

Marx Karl, Engels F. Manifiesto del partido Comunista, Edición Progreso, Moscú, 1976

Wood Allen, Marx contra la moralidad,Compendio de ética. Senger Peter, Madrid, 1995. Alianza diccionarios.


[1] https://auladefilosofia.net/2012/02/12/contexto-historico-y-sociopolitico-de-marx/
[2] Hinkelammert, F. “La crítica de la religión neoliberal del mercado y los derechos humanos” Archivo UCA, pág. 65
[3] Marx C, Engels F. Manifiesto del partido Comunista, Edición Progreso, Moscú, 1976, p 111

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