De la ética contra las esencias de Jean Paul Sartre a la ética del cuidado de sí de Michael Foucault


De la ética contra las esencias de Jean Paul Sartre a la ética del cuidado de sí de Michael Foucault

Por Isabel Urrutia
Sartre, en su texto El existencialismo es un humanismo hace énfasis en la frase “la existencia precede a la esencia”, mostrando así su rechazo a una definición a priori del ser humano, que obvia el hecho de que el ser humano primero comienza por existir y luego se define. La cuestión de fondo de esta tesis de Sartre tiene mucha relevancia al abordar aspectos de la ética, ya que si para Sartre, el ser humano comienza por existir, es en esta existencia, en la que el ser humano proyecta lo que vive y por ende es responsable de lo que es, pero así mismo, también es responsable de los demás. Con esto, echa por tierra la idea de la naturaleza humana, idea que muchas teorías morales  han utilizado para argumentar que hay una especie de esencia humana, pero dichas teorías morales utilizan esto como un mecanismo para ejercer control sobre las conductas de las personas, coartando la libertad de cada individuo. Que esto suceda así, no es algo adventicio, sino que es algo que tiene lugar porque se ha hecho una definición previa de ser humano con características que por antonomasia le pertenecen, pero el problema de eso, es que  se construye o se hace un arquetipo de ser humano desde el cual todos se conciben y que sirve como base para legislar lo que cada individuo debe o no debe hacer para no ir contra dicha “naturaleza humana”.
Traer a colación la tesis de Sartre a realidades como la salvadoreña tiene mucha coherencia, sobre todo cuando al encarar cuestiones que suponen responsabilidad de uno mismo  y  la vez del otro, es algo que con frecuencia falla. Una evidencia de esto, se puede encontrar en la constitución misma, que aunque mencione que toda persona tiene derecho a la vida, a la salud, a la libertad, es más, aunque se señale que toda persona tiene que ser protegida en la conservación y la defensa estos derechos y que  deben aplicarse sin restricción de nacionalidad, raza, sexo o religión; sin embargo esto no siempre es así, porque en cuestiones como la penalización del aborto, en casos donde la vida de la mujer correo peligro, el mismo sistema falla porque no cumple con garantizar la salud o la vida de la madre, además  transgrede la liberad de las mujeres, pues en estos casos, la mujer no puede ser libre de decidir qué hacer con su cuerpo y con su vida, ya que en última instancia quien decide es el Estado, al haber establecido leyes que  sirven como principios del actuar moral, ya que se concibe y se reconoce como persona humana a todo ser humano  desde el momento de la concepción. La cuestión de fondo es que se aparte de una definición de ser humano o de esencia de ser humano para hacer valor los derechos de lo que apenas es un embrión, de modo que el hecho de interrumpir un embrazo  se ve con malas miras por el hecho que presupone  que la mujer está hecha para procrear, de modo que al momento se asume que se está atentando con la vida de un ser humano y que es algo que va contra la naturaleza humana, estableciendo de antemano que es lo bueno y lo correcto, pero es lo que sirve como norma de la conducta humana, pero olvidando su responsabilidad con la salud,  los derechos y la libertad de la madre, además a eso se le suma la penalización del aborto, sin importar los antecedentes de los hechos, es decir, dejando desapercibido aquellos casos en que muchas mujeres se encuentran vulnerables ante problemas de salud, mal formaciones del feto, embarazos de alto riesgo, abortos involuntarios e incluso sin tomar en cuenta aquellos casos en que las mujeres han sido víctimas de violación.
Pese a las condiciones injustas  que muchas mujeres se enfrentan, la penalización de aborto es algo que sigue siendo plausible para la mayoría de la población salvadoreña, dado que sigue anteponiendo la naturaleza humana como criterio para establecer que es lo correcto o  bueno que el ser humano puede hacer en el marco de lo moral presuponiendo que es ético.
Lo anterior también socaba otros aspectos de la ética, al entender la ética bajo principios morales, que la mayoría de veces preceden de valores religiosos, asumiendo toda su visión de mundo, incluyendo la visión de ser humano. Sin embargo, esto indica también una dependencia de la ética respecto a lo moral, algo que también es incoherente por el hecho de que se da una mera recepción pasiva de lo que se transmite tradicionalmente en la religión, sin ningún tipo de duda o preguntarse si lo anterior es vigente en lo actual y pertinente a una determinada situación. Sino que se apela nada más a la voluntad divina de Dios, aceptando expresiones como: “Dios así lo quiso”.
Al entender así a ética se corre el riesgo de caer en un tipo de un determinismo regido por la voluntad divina de Dios que, omite el hecho de hacerse cargo de toda responsabilidad de uno mismo y del otro, ceptando una esencia determinada de ser humano, ya que en este caso como Sartre menciona: la esencia precede a la existencia. De ahí, que Sartre rechaza toda categoría a priori que implique una previa definición de lo que «es» el ser humano y que implique lo que «debe» ser y hacer. Ya que en este caso, el ser humano no sería nada más que un mero receptáculo que se limita a hacer lo que sus sentidos le ofrecen por medio de la tradición y la moral, limitando lo que puede ser, esperar y hacer, lo que radica en la perdida de la tan proclamada libertad.
En este sentido, Sartre como lector de Heidegger, sabe que una previa definición a priori del ser humano tiene como consecuencia la pérdida de la autenticidad ante el confort de permanecer en lo ya dado, en lo familiar de la tradición y la comodidad que proporciona la recepción pasiva de estas ideas como la del término de persona, sin ningún tipo de cuestionamiento. Despojándose de todo tipo de angustia que implica la libertad de poder optar por una realidad o de una forma de existir. No es de extrañarse que Sartre, a toda costa esté constantemente haciendo mención de la libertad del ser humano, ya que para la época en que escribe es la del ascenso del totalitarismo, que coartar la libertad, ante eso revindica la libertad humana como exigencia para existir y aunque parezca esto parezca contradictorio; sin embargo, tiene congruencia por el hecho de que el ser humano a diferencia de otros seres es el único que ser libre, en cuanto tiene la capacidad de optar por su existencia, a saberse responsabilizarse por uno mismo y por el otro. Pero para eso,  primero tiene que enfrentarse ante el desamparo  de los principios morales que rigen determinar su actuar y su vida,  es eso en lo que radica su ética contra las esencias.
Un aspecto a tomar en cuenta, es que Sartre, escribe para una época en la que se represión y la imposición principios son los rasgos más marcados de la sociedad de aquel momento, en el que se exigía la liberación de sexualidad y los deseos como parte de tan proclamada libertad. Paralelo a eso,  Foucault, observa que en  su momento, inclusive algo que es vigente en la actualidad, es que la liberación de los deseos tiene que ver con las nuevas prácticas de control. De ahí que Foucault, haga énfasis en una ética entendida como la práctica reflexiva de la libertad.
Ahora bien, antes de dar el paso a la ética del cuidado de sí de Michel Foucault, es menester señalar algunas de  coincidencias y diferencias de su ética con la de Sartre. Ya que entre líneas se puede leer que en Foucault, al igual que Sartre, el ser humano comienza por existir, pero Foucault, lo expresa diciendo que el ser humano llega a definirse en la medida que el individuo, trabaja, vive y habla; sin embargo, esto también está asociado al problema de las relaciones del sujeto y los juegos de verdad como practicas coercitivas.
Otro punto de encuentro entre ambos autores, es que el hecho de actuar éticamente tanto para Foucault como para Sartre, involucra el ejercicio consciente de la libertad, haciéndose cargo de uno mismo y de los otros; sin embargo, para Foucault, el hecho para que haya  libertad, no están simple como quedar en el desamparo de los principios morales y enfrentarse así a la angustia para optar  y llegar  a la auténtica existencia de cada uno, si bien es cierto es algo importante para hacer una revisión crítica de tradición, la religión y de lo que se considera como principios morales, tal y como lo pretendía Sartre, para que se diera la liberación de la sexualidad y de otros ámbitos de la experiencia humana que eran coaccionadas por el control de totalitarismo; pero para Foucault, no basta eso, pues desconfía de la liberación como algo que enmascara mecanicismo de control, ya que la liberación de las deseos no implica necesariamente el ejercicio de la libertad.
En casos como la penalización del aborto, no bastaría la liberación de la misma penalización del aborto como lo suponía la liberación de los deseos para alcanzar libertad, sino  en la práctica reflexiva del cuidado de sí, es decir, el cuidado de aquellas mujeres que se encuentran vulnerables ante embarazos de alto riesgo, así mismo como las que son penalizadas por abortar. Ahora bien, el cuidado de si no se debe entender de manera egoísta, ya que el cuidado de si no indica sólo el bienestar individual, sino también el cuidado de los demás, algo que engarza perfectamente con lo que Sartre hacía énfasis, al decir que la responsabilidad es con uno mismo y con el otro. En el caso de la sociedad salvadoreña no implicaría nada más responsabilidad con las  mujeres que son penalizadas por abortar, sino hacer visible como en el caso de la penalización  del aborto la ética no debe hablar de principios abstractos, es decir, hablar de lo correcto, lo bueno o la  esencia humana, por el hecho que eso  no basta para hacer ética, sino que a ética tiene  que ver  con hacerse cargo de la realidad de la que se es parte y en la que están involucrados otros, es decir, no basta con penalizar algo que se cree que va contra la naturaleza humana, sino hace falta hacerse responsable de uno mismo y del otro como diría Sartre o cuidado de sí como plantea Foucault.




Bibliografía:
Foucault, Michael.1994. Hermenéutica del sujeto. Madrid: La piqueta.
Sartre, Jean Paul. El existencialismo es un humanismo. España: Huascar.
Singer, Peter. 1995. Compendio de ética. Madrid: Alianza.

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