Desde que ética evangelizar (Amor, cuido, responsabilidad, solidaridad



 Desde que ética evangelizar (Amor, cuido, responsabilidad, solidaridad)[1]

Frente a una sociedad cada día es más violenta e individual se hace necesario poder evangelizar desde una manera de vivir en Jesús, aplicando su mandamiento de amor, de amarnos los unos a los otros, de amar al prójimo, de velar por él, y esto implica ser capaces de abrirse al otro, a la escucha, saber que del otro lado de la pantalla también hay seres humanos, otras personas, necesitadas, y muchas veces perdidas, esperando que alguien se digne a acercarse a ellos como un buen samaritano, y es que Dios mismo se hace otro encarnándose[2], y ese otro es efectivamente, misterio vivo y desafiante que nos obliga a salir de nosotros mismos y a tomar posturas ante él. (…) El otro significa una pro-puesta que pide una res-puesta con res-ponsa-bilidad[3], el otro que es misterio es en sí único e irrepetible, es en sí diferente.

Por lo tanto, quienes se ocupan del sector de la producción y difusión de contenidos de los nuevos medios, han de comprometerse a respetar la dignidad y el valor de la persona humana. Si las nuevas tecnologías deben servir para el bien de los individuos y de la sociedad, quienes las usan deben evitar compartir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, y excluir por tanto lo que alimenta el odio y la intolerancia, envilece la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos[4].

“También en el mundo digital, se debe poner de manifiesto que la solicitud amorosa de Dios en Cristo por nosotros no es algo del pasado, ni el resultado de teorías eruditas, sino una realidad muy concreta y actual. En efecto, la pastoral en el mundo digital debe mostrar a las personas de nuestro tiempo y a la humanidad desorientada de hoy que “Dios está cerca; que en Cristo todos nos pertenecemos mutuamente”[5][6]

Es necesario crear espacios virtuales de contenido que ayude a integrar al ser humano que lo haga mejor, que se sienta amado y aprenda a amar, este es el principio ético para evangelizar desde el amar, con un amor que se exprese en el cuido.

Cuando hablamos del cuido lo hacemos desde la postura radical del amar, pues cuando amamos, cuidamos; y cuando cuidamos, amamos[7], uno a otro se integra, complementa y completa. El cuidar implica una dinámica constante de prevención de daños y un camino de restauración de los daños pasados, el cuido es una terapia que además de liberar, sana.

Desde esta perspectiva podemos pensar en un cuidado que vaya encaminado a una debida promoción de la dignidad de la personas, partiendo de una formación integral, humana y espiritual, desde valores y convicciones, estructurar una debida catequesis,  además de formar a nivel técnico. El cuidar implica prevenir, estar atentos y vigilantes para no caer en las telarañas tan amplias de un indebido uso de internet; eso no significar actuar desde prejuicios y temores, al contrario es actuar desde la libertad y desde un criterio claro de elección, teniendo siempre presente el horizonte de ser cristiano.

En vista al cuido, hay que replantearse hacer una presencia significativa en nuestro tiempo digital, que sea capaz de reconocer al Señor, de dar la oportunidad de instruirse para la espera y la esperanza, y de acercarse a la Palabra de Dios que salva y favorece el desarrollo humano integral.

Quien ama y cuida es responsable en lo que hace dice y piensa, pues esta se plantea como la capacidad de dar respuestas eficaces a los problemas que nos plantea la compleja realidad actual, esta surgirá cuando conscientemente nos hagamos una evaluación de las consecuencias de nuestros actos sobre los demás y sobre la naturaleza. La responsabilidad se funda en los actos, consecuencias y omisiones, es la libertad de hacer bien las cosas, en el tiempo y orden indicado.

El cristiano vive en una dimensión responsable cuando se plantea una exigencia que abarca todo su ser, pasado, presente y futuro, y es capaz de vivir su responsabilidad como un don que le realiza, plenifica y le hace libre. Dios mismo le ofrece gratuitamente esta libertad a través de Cristo.
Cabe mencionar que la moral se apoya sobre la responsabilidad humana. No existe moral sin responsabilidad; tampoco se puede entender perfectamente la responsabilidad de la persona si no se le examina desde sus implicaciones morales. Por eso se ha podido afirmar que ser libre y obrar moralmente son una misma realidad[8].

 El cristiano que vive convencido de lo que es, navega en internet libremente sin buscar ocultar su identidad como cristiano, le hace ser un portador, un profeta que anuncia y denuncia lo que acontece, le hace ser un promotor de la vida, de la dignidad humana, dispuesto a ayudar a quien más lo necesita. Además de estar presente en internet, el cristiano se hace partícipe de este en la media que propone y evangeliza desde lo que posee, como por ejemplo las redes sociales, además de sumarse a proyectos que estén en una dinámica del anuncio del Evangelio, su presencia  no es una simple presencia, su presencia es significativa. Su prudencia le antecede y le hace ser consecuente, le hace discernir, le hace ser responsable.

 No todo se lo podemos dejar al Espíritu Santo, hay que hacer algo por nosotros mismos, las tecnologías de la información y la comunicación no son una panacea o una fórmula mágica. Pero ellas pueden ayudar a mejorar la vida de todos los habitantes de este planeta[9]; eso sí, si estamos centrados en nuestra misión de ser fieles al Evangelio, de ir por todo el mundo anunciando la Buena Nueva.

Cuando se da la responsabilidad se entra ya en la dimensión de una realidad que nos afecta. Por ende vamos en post de ser solidario frente a las situaciones que se nos presentan, como por ejemplo la desigualdad económica ocasionada por los sistemas capitalistas, los intereses globalizados que oprimen a la sociedad con el consumo ilimitado, la opresión de los pueblos.

 Internet es una ventana abierta para poder expresarnos, para poder concientizar acerca de tanta desigualdad, es un espacio donde podemos denunciar las injusticias que se viven, donde podemos despertar un sentimiento profundo de hermandad y de familiaridad que haga intolerable tanta deshumanización e impida que los voraces dinosaurios del consumismo prosigan con su vandalismo individualista[10]. Por eso necesitamos evangelizar desde la solidaridad, compartiendo y presentando esta realidad a través de los medios más cercanos que poseemos, redes sociales, blogs, redes sociales, etc.

Finalmente es hora de que cada mensaje enviado, cada actualización de nuestro muro en las redes sociales, vaya impregnada del Evangelio, igualmente que podamos desde nuestro círculo familiar y de amigos iniciar un proceso de formación, no tanto técnica, sino espiritual y ética, que ayude a poder utilizar este medio con principios cristianos y coherentes. El evangelizar se irá dando en la medida en que nos atrevamos a salir de nuestros miedos y seamos capaces de reconocer nuestra identidad, dando testimonio de fe, reflejando el amor el cuido, la responsabilidad, siendo fieles hasta en las cosas más sencillas , solo de esa ya vamos estar evangelizando, quizá sin ni siquiera hablar de Dios directamente.

No nos quedemos con los brazos cruzados, viendo como tanta gente se pierde, y cada día mas mueren sus deseos, sus ideales y esperanzas, hagamos algo por auxiliarlos, por protegerlos, por formarlos, iniciando esto con nosotros mismos.

Misionemos cada vez que nos sentemos frente al computador, que la gente reconozca en mostros personas de bien, personas de fe, personas de Cristo.





[1] Cf. Boff, (2003) Ética y moral.
[2] Boff, (2003) Ética y moral. pp 46
[3] Ibíd.
[4] Benedicto XVI ,Mensaje para la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 5 de junio 2011
[5] Benedicto XVI , Discurso del Santo Padre a la Curia Romana para el intercambio de felicitaciones con ocasión de la navidad,   Lunes 21 de diciembre de 2009
[6] Benedicto XVI, El sacerdote y la pastoral en el mundo digita:l los nuevos medios al servicio de la Palabra
[7] Boff, (2003) Ética y moral. pp 49
[8] Vidal, (1999) Para conocer la ética Cristiana. pp 34
[9] Aguilar, (2012)  Las NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación): CUESTIONES DE FONDO pp. 8-31
[10] Boff, (2003) Ética y moral. pp 54

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